jueves, 31 de enero de 2008

la arquitectura y el Poder


Beijing se está preparando para sus Juegos Olímpicos del 2008. Entre otros edificios (el Estadio Nacional de Herzog & de Meuron, el increíble Cubo Acuático de PTW), se destaca el CCTV de OMA (Koolhaas). Es la nueva sede de la Central de Televisión China (CCTV), líder de los medios de comunicación estatales.

Koolhaas organizó un programa complejo de medio millón de m2 (ahora sí que es una gran escala, XL) en una cinta continua (una especie de banda de Moebius ortogonalizada). Y Arup le solucionó el tema estructural.

Pero los debates en la web cuestionan al líder de OMA por crear un ícono para la TV China, reflejo del control, la represión y la falta de libertad de expresión en ese país.

Hubiera tenido sentido negarse a trabajar para la TV estatal china por ser un Estado autoritario no democrático? Podemos aplicar nuestros criterios a la cultura china? La estrategia de Koolhaas no ha sido siempre tratar de subvertir o explotar las fisuras "desde adentro" del sistema? En este edificio incluyó una vía por la que el público puede subir y ver lo que hacen allí...

De todas maneras el debate plantea cuestiones interesantes... La arquitectura siempre es una demostración estructural del Poder? O puede mediar entre el Poder y una cierta aspiración humanista?

Llevándolo a un terreno más cercano. Y si un empresario notoriamente corrupto te pide una casa millonaria en la playa?...
Cual es tu límite???

Otros ejemplos, menos notorios o polémicos:

Foster diseñó el Palacio de la Paz para el Presidente de Kazakhstan, criticado por Human Rights Watch.

Richard Rogers ha dicho que nunca diseñaría una prisión, una planta nuclear o una instalación militar, pero está construyendo la Terminal 5 de Heathrow condenada por los ambientalistas...

Zaha Hadid diseñó las nuevas oficinas de BMW sin aire acondicionado y con pocas ventanas, a pedido de la empresa, para igualar las condiciones de los administrativos con los que trabajan en la planta industrial.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Variadas opiniones ha causado en Alemania el hecho que Ingenhoven Architekten sea el probable ganador del concurso para la nueva corte de La Haya. Pese a que de momento el jurado dice estar evaluando el primer lugar (Ingenhoven Architekten, Düsseldorf), segundo lugar Schmidt Hammer Lassen ( Copenhagen) y tercer lugar Wiel Arets Architects por igual, es casi un hecho que sea la propuesta de Ingenhoven la que finalmente se construya.

En lo que arquitectura estatal respecta esto sería, según la Süddeutsche Zeitung en su edición del viernes 21.11, un giro radical en la tendencia de las grandes oficinas de arquitectura alemana y sus, en parte, polémicos encargos internacionales. El tema, que me parece que también ha sido debatido en Plataforma Arquitectura, es si como Arquitecto, en este caso como arquitecto alemán, se debería participar de proyectos para gobiernos déspotas (o al menos para gobiernos no muy transparentes como China, Rusia, Líbano entre otros).

Desde los tiempos de Albert Speer al servicio de Hitler que la Arquitectura como expresión de poder de regímenes no democráticos es un tema sensible. Debido a algunos polémicos proyectos como el nuevo Palacio de Gobierno que se está construyendo en el Líbano según planos de Léon Wohlhage Wernik, un ministerio en Riad, Arabia Saudita por Albert Speer Jr. y el nuevo parlamento en Hanoi, Vietnam, diseñado por gmp … el tema ha vuelto a ser, en los últimos meses, fuertemente discutido en la prensa local.

Es justamente Christoph Ingenhoven una de las principales voces críticas a nivel nacional en el debate de “Arquitectura y Poder”. Fue precisamente él quien le dijo públicamente a Meinhard von Gerkan de gmp que “nunca se prestaría para construir en un lugar llamado la Plaza de la Puerta de la Paz Celestial en China”. Es por esto que resultaría casi paradójico que un arquitecto que por nada del mundo le prestaría servicios a gobiernos autoritarios, pueda terminar construyendo los espacios en los que, por medios democráticos legítimos, éstos tengan que rendir cuentas ante la justicia.