Entre diciembre y enero se desarrolló una interesante polémica entre Juan Fló (catedrático de Estética en Humanidades, entre otras cosas) y Gabriel Peluffo (no, no es el cantante de los Buitres, es el director del Museo Blanes e investigador del arte uruguayo), a partir del debate que originó la posible designación de Jacqueline Lacasa en la dirección del Museo Nacional de Artes Visuales, cargo que hacia 37 años tenía Ángel Kalenberg.
Quizás simplificando el debate, Fló sostiene que la forma de arte dominante en la actualidad (conceptual, “desvisualizado”) “rompe con treinta mil años de una historia en la que son las propiedades visuales de ciertos objetos las que los identifican como obras de arte”. Según él este arte contemporáneo está compuesto por “obras antojadizas y nimias que solamente sobreviven gracias a un sistema corporativo de legitimación”.
Desde la arquitectura, creo que justamente las investigaciones contemporáneas mas interesantes son las que han dejado de pensar la forma (por lo menos en una primera instancia) para concentrarse en otros temas y así llegar a formalizaciones inesperadas y audaces. Este paradójico abandono de la forma es el que luego nos hace replantear los supuestos estéticos y formales. Desconozco si se puede hacer un paralelismo con el arte conceptual.
Respecto al sistema corporativo de legitimación, creo que si vamos a la epistemología de la ciencia de Kuhn nos encontramos con el mismo sistema de legitimación. Son los pares, los expertos de cada disciplina, los especialistas, los que determinan el valor de los trabajos. Desconozco que razones puede haber para que el arte contemporáneo se comporte distinto que las ciencias en esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario